De casualidad me encontré con este artículo en la web, y creo interesante pueda llegar este mensaje a muchas más de nosotras.

Copyright © 2009 por Norka Blackman-Richards / Traduccion por Dinorah Blackman de Williams.
"Casi todas las revistas, películas,
anuncios en el Internet y la televisión guiados a mujeres están diseñados para
mostrarnos lo que nos hace falta. Ya sea conseguir un hombre, perder peso,
vestir a la moda, cambiar de trabajo, embarazarnos, maquillarnos más, etc.
Parece que siempre hay una voz o una imagen que nos dice que somos deficientes
en algún aspecto de nuestras vidas. Como consecuencia, a menudo las mujeres
vamos por la vida pensando que no damos la talla. Para empeorar el asunto vemos
constantemente un desfile de mujeres hermosas y exitosas como muestra de lo que
debemos tratar de alcanzar. De tal manera que si María perdió 60 libras
bebiendo cierto producto, algo te pasa a ti que no has podido perder ni 10. Si
Sharon puede ser madre soltera, propietaria de un condominio y tener éxito en
el mundo corporativo, pues debes tener algun problema porque casi no te alcanza
para el alquiler y tus hijos te están volviendo loca. Este bombardeo externo
que resalta nuestros supuestos desperfectos femeninos puede ser tan poderoso
que empezamos a creer que en verdad no damos la talla.
La mayoría de las mujeres confiesan
que verdaderamente se sienten incapaces de hacer más o de lograr más. Estos
sentimientos pueden conducir a una mujer por un camino de auto-derrota. Nunca
ven lo mucho que han alcanzado y permanecen cegadas ante lo bueno que han
hecho. Aquellas mujeres que sufren de etapas prolongadas de baja auto-estima
son a menudo más propensas a quedar atrapadas en ciclos de derrota emocional.
Desafortunadamente estas creencias destructivas también llevan a las mujeres a
desarrollar actitudes tóxicas, en especial en sus relaciones con otras mujeres.
La competencia y la envidia entre
mujeres siempre vienen como consecuencia de la baja autoestima provocada por la
inseguridad de la auto-derrota emocional. La autora Lenora Tannenbaum en su
libro Catfight Rivalries Among Women from Diets to Dating from the Boardroom to
the Delivery Room (Las Peleas de Gatas y Rivalidades Entre Mujeres Desde La Dieta Hasta Las
Citas Desde La Sala De Juntas Hasta La Sala De Partos), clasifica la
competencia y la envidia como primas que tienen su raíz en la inequidad social
y un sentir psicológico de incompatibilidad. Este sentir psicológico de
incompatibilidad que describe Tannenbaum puede causar rivalidades y roces entre
las mujeres que duran toda una vida. Tannenbaum define la envidia como “sentir
que yo quiero lo que ella tiene” y la competencia como “sentir que quiero
sobresalir más que ella”.
Las repercusiones de la competencia y
la envidia pueden ser mortales para las relaciones entre mujeres. Estas dos
manifestaciones tóxicas a menudo conducen a las mujeres a olvidar el valor de
una buena amistad para convertirse en adversarias. Incapaces o inhábiles de
lidiar con sus sentimientos de disconformidad, muchas mujeres inician una
guerra en contra de otra mujer por lo que es, lo que tiene o lo que representa.
Un buen ejemplo de esto son los retos
que enfrentan las mujeres en posiciones de liderazgo. Estas mujeres muchas
veces son rebuznadas o ignoradas por las mujeres bajo su mando. Las mujeres en
posiciones subordinadas a veces crean un ambiente en el que el trabajo en
equipo es casi imposible. Estas mujeres tratan de justificar su conducta
diciendo que la jefa es demasiado exigente y no simpatiza con ellas como
mujeres, o que se cree superior. Sin embargo, estas mismas mujeres, al ser
dirigidas por un hombre quien es quizás más exigente, completamente impasible y
verdaderamente arrogante, logran trabajar bien. En estos casos esta sumisión al
liderazgo masculino simplemente porque es hombre es también señal de
disconformidad emocional. Las mujeres en posición de liderazgo o supervisión a
menudo se quejan de lo mucho que cuesta obtener el respeto de de las mujeres
que dirigen. Esta clase de insubordinación al liderazgo femenino ocurre en
todas partes; en el mundo financiero, las corporaciones, en organizaciones sin
fines de lucro, aun en las iglesias.
La envidia y la competencia entre
mujeres pueden llegar tan lejos que provoca a las mujeres a denegar o rechazar
la amistad de otras mujeres. La conducta típica es de ignorar a la mujer
rechazada o actuar fríamente o hacer como si nada ha sucedido pero hablar
pestes de ella en cuanto se descuida. Así es que el chisme se prolifera en los círculos
femeninos. El chisme es mortal para las relaciones y también debilita el
carácter y la credibilidad de los que lo practican habitualmente. Quizás el
efecto más peligroso de la competencia y la envidia entre mujeres es que las
relaciones dejan de ser genuinas y las mujeres desconfían de otras mujeres. De
esta manera una puede pensar que es parte de un grupo de mujeres que la
respetan y valoran pero en realidad a sus espaldas hablan de ella de maneras
muy degradantes.
Aparte de la destrucción de relaciones
y la incapacidad para cooperar unas con otras, el efecto más devastador de la
envidia y la competencia entre mujeres es lo que hace a nivel personal. La
competencia y la envidia profundizan nuestros sentimientos de disconformidad.
Esto nos hace más inseguras, desconfiadas, resentidas y hasta agresivas. Si las
mujeres en algún momento han de sanar necesitan buscar la manera de conciliar
la verdad acerca de cómo han sido heridas por la competencia y la envidia y
cómo ellas también han herido a otras mujeres. Cada una necesita poner de su
parte. He aquí algunas verdades prácticas para empezar a romper el ciclo:
1. Valora tus ganancias y tus logros.
Enfócate más en lo que ya has logrado en lugar de lo que no has logrado aun.
Usa tus logros pasados como escalinatas hacia tus logros futuros.
2. Acepta a otras mujeres tal como
son. Cada mujer es única y su historia personal impactará sus decisiones y
acciones. Por lo tanto ella tiene sus propias ideas, su forma de hacer las
cosas y su propio criterio. Aprende a respetar eso.
3. Acepta que hay y siempre habrán
otras mujeres que te superan en muchos aspectos. Puede ser que tengan más
talento, son más bonitas, son más amigables, más elocuentes… sea cual fuere el
caso, deja de compararte con ellas. Lo que ellas tienen es de ellas. En su
lugar, busca resaltar y mejorara tus propias fortalezas.
4. Evita hablar de otras mujeres en su
ausencia. Si no puedes decírselo a la cara, probablemente no debes decirlo.
Mantener una amistad siempre debe valer más que chismear o repetir palabras
necias.
5. No seas hipócrita. Si sientes que
fuiste herida, sé honesta. Busca una manera de confrontar personalmente a la
mujer que te ofendió, haz una cita y habla con ella, llámala por teléfono,
escríbele una carta. Dile exactamente cómo te sientes sin acusar ni reciminar.
Después sé lo suficientemente mujer para perdonar, soltar y seguir adelante.
6. No incluyas a otros en tu guerra.
Cualquiera que sea el asunto personal que tienes con otra mujer es entre tú y
ella. No necesitas incluir un motín de mujeres para defenderte.
7. Enorgullécete de ti misma. No
esperes que otros celebren tus logros. Es posible que nunca ocurra. Valídate a
ti misma aprendiendo a celebrar cada ganancia. Te lo mereces.
8.Toma el tiempo para celebrar a
otras mujeres, a pesar de todo. Las mujeres podemos reemplazar la competencia y
la envidia con demostraciones genuinas de admiración por otras mujeres.
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