Editorial. Semana 2



a semana que acaba de pasar estuvo marcada por hechos llamados por la prensa como "atentados terroristas". Avisos de bombas y bombazos en diversos sitios, algunos de ellos con gran afluencia de público. Sin ir más lejos, aquel ocurrido en el Juan Maestro del Metro Escuela Militar. Creo que éste dio el puntapié inicial a la cadena de avisos y movimiento policial y a partir de ese día, como anticipando la archi conocida revuelta de los 11 de Septiembre, comenzó el alboroto. Gente psicoseada por doquier, y los medios de comunicación, en este caso, los noticieros, no transmitían más que hechos de este tipo.


Tengo que confesar que hace muchísimo tiempo la televisión no forma parte de mi rutina, por lo que tal vez la calidad de mi información pueda verse perjudicada. Pero la mención de los hechos los utilicé sólo por una razón, y que es a lo que en este post quiero dedicarme: a cómo la forma en que se informa influye en nuestras vidas.


Es la hora de almuerzo, y mi madre sagradamente sintoniza un noticiero. Las palabras bomba, atentado, pánico, terrorismo, forman parte de todas las frases de los periodistas. Comienzo a irritarme, porque siento que la información de pronto deja de ser eso para transformarse en algo morboso. Le preguntan hasta al gato que estaba a 2 cuadras del lugar de los hechos para que maúlle sobre lo que vio. Si está herido, si vio a marcianos mutantes y si tiene miedo de que luego suceda afuera de su casa. Y luego todo eso interacciona con el televidente y forma el él un estado de angustia. Mamá, por fa, cambia la tele, y en todos los canales es exactamente lo mismo.

Son hechos absolutamente reprochables, ya sea una estrategia de gobierno, ya sean the real terrorist, igual son enfermos mentales. Pero de ahí a tomar esto como un reality show que manipula y atemoriza a la población, ya es otra cosa.

Lo mismo con el 11/09 propiamente tal, y la escena de la periodista con casco en San Bernardo. ¿A quién quieren informar? No creo que a los habitantes de allá, los que saben que todos los años es el mismo tongo. En La Pintana siempre pasa, en Peñalolén, en Pudahuel, Lo Espejo, PAC, etc., ¿y debería ser algo extraordinario? O sea, hay cosas más oscuras y que suceden día a día en ciertos sectores de las comunas antes mencionadas, y del contingente policial nunca se supo.

En fin, sólo quisiera que fuésemos más analíticos al momento de recibir la información que nos entregan, y ojalá exista la instancia, algún día, de elegir lo que nos muestra la TV. A veces, apagar la tele un rato y prender nuestra mente, nos deja mayores satisfacciones ;)

Saludos en nombre del equipo de Le Cuchitril Blog, les deseo una muy buena semana!

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