Me reincorporo a la realidad luego de un viaje a tu pecho a través de un sueño. La realidad a veces fastidia. Hidrato el latte en polvo y con la taza caliento mis manos. Cada sorbo me hace repasar el momento presente, la música, el aire de otoño, los gatos y esta alfombra cada vez más sucia que desentona con las cortinas nuevas. Los últimos días me ha dado vueltas mi último capítulo, sobre todo tú. No sé por qué, no sé qué realmente pasó, hace unos días me sentía muy enérgica al haber decidido dar vuelta la página. Sin embargo, hoy la nostalgia me ha quebrado un poco la voluntad y quisiera llamarte y decirte que te agradezco lo entregado y también lo quitado. Creo que te llamé tan claro y tan firme con el pensamiento que logré que vinieras a mí con una tonta excusa. Y ahí estás.
Vuelven entonces a mí los paseos por las rutas campestres, los aromas rurales, la búsqueda del pan amasado que quite el hambre de media mañana, los maizales. Soñaba con introducirme a esos campos llenos de choclos, pasar las barreras de alambrepúa y correr hasta cansarme. Derrotar las energías y sentir el roce de mis ropas con las ásperas hojas mientras muy cerca de mí estás al acecho. Eres tan alto que puedes alcanzar las panojas sin mayor esfuerzo. Tus brazos alardean de tu fuerza masculina y tus movimientos osados dejan entrever ese espíritu impulsivo y luchador. Sé que me alcanzarás, corro con todas mis fuerzas esquivando torpemente los tallos y tropiezo de vez en cuando, los desniveles de la tierra sembrada no me dejan pasar desapercibida. Oigo tus pasos, son sigilosos pero mi oído se agudiza y tu respiración colma mis sentidos. Dejo de moverme para darme cuenta que estoy en medio de ninguna parte esperando que me cubras la piel en un abrazo, hundiendo suavemente tus dedos en mi espalda. Tu olor se cuela en mi contexto hasta formar parte de mi sangre, así vas recorriendo cada célula y es entonces que te veo a mi lado mientras el maizal se aleja por la ventana dando paso a nuevos paisajes.
Luego de tres semanas sin tener señales de vida más que el sonido infinito de tu sinceridad en tono grácil perdiéndose poco a poco dentro de mi cabeza, pedí a la luna nueva verte coincidiendo conmigo en tiempo y espacio, entonces me contemplarás sonreírte de la forma más ancha que jamás hayas visto y abrazarte estrujando todo mi contenido de oxitocina. Apretarte junto a mí absorbiendo en tan sólo un acto de inhalación el aroma que comenzaste a usar cada día más desde que llegué a tu vida, y respirarte hasta llegar a reconocer el perfume nativo de tu piel.
Ahora que veo las cosas mucho más claras y avanzo a pasos agigantados hacia una nueva felicidad, te agradezco que me hayas hecho ver a la fuerza que yo valgo mucho más de lo que creía, tanto así que tuve que comprender que yo no era para tí. Esto se ha transformado en una cruel contrariedad. Observo a mi alrededor y te siento en todos los rincones de mi hogar, a veces te extraño mucho y deseo, esas mismas veces, que aparezcas y me digas que me extrañas, o mejor que eso, que fue lindo haberme conocido. Y creo que te llamé tan claro y tan firme con el pensamiento que logré que vinieras a mí con una tonta excusa. Y ahí estás!.
Ahora que veo las cosas mucho más claras y avanzo a pasos agigantados hacia una nueva felicidad, te agradezco que me hayas hecho ver a la fuerza que yo valgo mucho más de lo que creía, tanto así que tuve que comprender que yo no era para tí. Esto se ha transformado en una cruel contrariedad. Observo a mi alrededor y te siento en todos los rincones de mi hogar, a veces te extraño mucho y deseo, esas mismas veces, que aparezcas y me digas que me extrañas, o mejor que eso, que fue lindo haberme conocido. Y creo que te llamé tan claro y tan firme con el pensamiento que logré que vinieras a mí con una tonta excusa. Y ahí estás!.
Nos encontramos y sonríes nervioso, imaginas mi sorpresa. Me miras fijo y persigues mis ojos percibiendo que no puedo evitar transmitirte mi energía y decirte que sí, que te eché de menos, que aún lo hago. Que resuenas en todas las bachatas tristes y de vez en cuando doy a luz un camino imaginario que te traiga hacia mi alma. Tus ojos me querían decir algo, no quise escudriñar. ¿Puedes ver lo que te dicen mis ojos?, preguntaste, y no sé si en verdad querías decirme algo o tal vez sólo fue una danza armónica entre tu mirada y la mía. Pero déjame abrazarte, déjame hacerlo otra vez. Hunde tus dedos en mi espalda como aquella vez. Te despides una, y otra, y luego otra vez, por qué siempre nos costó tanto concluir una conversación, o un rato de compañía?
Te veo partir rápido por el camino pavimentado, resbaladizo de paso por mi vida y mi participación se limita a dejar que las circunstancias sucedan sin más obstáculo que el deseo de llorarte y que las lágrimas se estanquen en la garganta. Te ofrezco un sitio seguro dentro de mi corazón en caso de emergencias y a pesar del kilo de sensaciones que soy capaz de percibir en los pocos metros cuadrados que ocupamos para hablar, no puedo alcanzar a hacer más que solo agradecerte por haberle dado latidos a un corazón destrozado, enbelleciéndome, mimándome, ignorándome. Tal como te lo dije algún día, jamás dejaré de tenerte cariño. Puedes decir y hacer lo que quieras, yo ya no lo sabré. Aún así, te quiero. Te extraño.
Te veo partir rápido por el camino pavimentado, resbaladizo de paso por mi vida y mi participación se limita a dejar que las circunstancias sucedan sin más obstáculo que el deseo de llorarte y que las lágrimas se estanquen en la garganta. Te ofrezco un sitio seguro dentro de mi corazón en caso de emergencias y a pesar del kilo de sensaciones que soy capaz de percibir en los pocos metros cuadrados que ocupamos para hablar, no puedo alcanzar a hacer más que solo agradecerte por haberle dado latidos a un corazón destrozado, enbelleciéndome, mimándome, ignorándome. Tal como te lo dije algún día, jamás dejaré de tenerte cariño. Puedes decir y hacer lo que quieras, yo ya no lo sabré. Aún así, te quiero. Te extraño.
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